Uno de los que utilizo bastante es observar al otro sabiendo que soy yo misma. El otro no existe. Cuando algo me afecta realmente de la otra persona, por ejemplo de mi pareja, me permito enfadarme en primera instancia, que salga toda la información, luego busco qué hay en mí.
Ha cambiado mucho en el hecho de saber que todo aquello que sucede a mi alrededor tiene que ver conmigo. Si me molesta o me agrada, si me altera o me calma. He aprendido también a observar mucho más desde un punto de vista objetivo, a desplazarme hacia atrás, no sólo metafóricamente sino también físicamente para poder ver la escena desde otro nivel. A observar a mi hijo como mi gran maestro. A ser más asertiva, a desarrollar mucho más mi inteligencia emocional, a experimentar en mi misma todas las tomas de conciencia y agradecerlo.
Postgrado en Bioneuroemoción: A nivel pedagógico, he aprendido los conceptos básicos de la Bioneuroemoción, que sin los cuales sería muy difícil llegar a poder entender cómo actuamos, cómo nos afectan las emociones, los conflictos y qué se esconde detrás de lo que no se dice, etc. A nivel personal, ha sido un cambio muy importante en mi vida, ya que gracias a ella he podido establecer una manera de ver las cosas que antes no tenía. Despertar de mi propio sueño, dejar de ser víctima de mi propia historia, aceptar, perdonar y bendecir que gracias a todas mis experiencias he podido trascender mucha de esa información y creencias limitantes que yo misma me ponía por mis vivencias. Dejar de ser víctima para ser mi maestra. Como se suele decir “lo que no te mata, te hace más fuerte”. En el curso de Resonancias Familiares, pude llegar a entender mucho más sobre mí y sobre mi familia, los programas que repetía, las lealtades, las creencias, identificar de dónde y para qué me estaba pasando ciertas cosas en mi vida. Qué provocaba y qué vibraba en cada momento para que aquello sucediera así. Ser observadora de mi historia, sin juicios, ni hacia otros ni hacia mí misma. En El viaje del héroe, solo puedo decir que ha sido una de las experiencias más maravillosas que he podido experimentar en mucho tiempo. Encontrarme conmigo misma, el gran reto, dar un salto de gigante a pesar de ir contracorriente, y de que todo el mundo esperara otra cosa de mí. A darme permiso para crecer, ser la mejor versión de mí misma, sin miedos. A liberar todo el dolor existente, a empatizar de manera explicita con todo aquello que me hacia daño. A ser “YO” y darme cuenta de que a pesar de haber recorrido un largo camino, el más importante de todos todavía estaba por recorrer, tocaba coger fuerzas y saltar.
Soy acompañante en Bioneuroemoción. En el trabajo, sobretodo en el trato con los niños y los padres, soy profesora y me ha ayudado muchísimo a entender a los padre a través de sus hijos.
En primer lugar, explicaría que la Bioneuroemoción no es una terapia, ni una alternativa a la medicina. La Bioneuroemoción nos ayuda a identificar nuestras emociones para poder ser conscientes de ellas y poder trascenderlas, cambiando así nuestra manera de ver las cosas. Las emociones afectan a nuestro cuerpo, es la manera que tiene de expresarse ante esa emoción o ante un estado de estrés. Nuestro inconsciente biológico, nuestros antepasados contienen mucha información, mucha de la cual podemos heredar, no para sufrirlo si no para liberarlo, comprendiendo con ello que no hemos sido víctimas de nuestros programas, si no que somos participes de un acto de amor. Que una vez tomas conciencia de tu historia, puedes tener el poder de decidir cómo vivirla. Si no trascendemos nuestros programas y nuestras emociones, repetiremos situaciones en diferentes contextos, pero con la misma información, con el fin de cambiar la información, aprender de esa experiencia sin justificarla. La Bionueroemoción nos ayuda a ser más inteligentes emocionalmente, a ser más asertivos, si quiero decir no, digo no por respeto a mí mism@, sin herir a nadie , a aumentar nuestra resiliencia, a asumir con flexibilidad situaciones límites y sobreponerse a ellas. La Bioneuroemoción nos ayuda a despertar, a entender nuestra historia y para qué nos suceden ciertas escenas en nuestras vidas, nos ayuda a ser más libres, a no emitir juicios, principalmente hacia otras, sería como emitirlos a uno mismo. Es una forma de vida, donde cada día aprender algo nuevo sobre ti.