Me procuro un tiempo de silencio. A veces tomo papel y lápiz, me pierdo, vuelvo al silencio… y la respuesta llega. También observo lo que pasa a mi alrededor: la sensación que me provoca (tanto si me apasiona o me disgusta). Atento a los comentarios “que me revuelven las tripas”.
Literalmente me han dicho: “te cambió el rostro; ya no estás penando por la vida”; “vos mirás las cosas de otra forma”; “no comprendo por qué no reaccionás (ambiente laboral)”. Objetivamente mi vida no ha cambiado, pero siento que nací de nuevo. Antes de conocer la Bioneuroemoción me sentía insatisfecho, sin pasión en lo que hacía (además de buscarla fuera), hasta quería renunciar a mi trabajo. Mi vida se resumía en trabajar, comer, dormir (no digo descansar) y volver a trabajar. En ese contexto los conflictos eran comunes. Paso a paso fui aplicando en mí el método aprendido (el mayor regalo que pude hacerme, puedo hacerme); y si en algún caso había que consultar médico lo hacía pero comprendiendo más allá de la manifestación biológica. El tema es que hoy no deseo renunciar ni estar in aeternum en el trabajo que hago; cada jornada laboral es una ocasión de aprendizaje. Ninguna satisfacción ni ningún conflicto me son ajenos. Todo “me toca”; todo deja de ser teórico cuando el primer implicado soy yo, y todo es mi experiencia.
En el Módulo 1, conceptos y enfoque no-dual de la existencia: constituyó mi comienzo en ver las cosas de un modo nuevo ¡y con sentido! A ello se le sumó el primer acercamiento al cuerpo como medio de comunicación. En el Módulo 2, la importancia del lenguaje no verbal. Subrayo el hecho de poder reescribir una historia desde las diferentes posiciones perceptivas. Resumiría el aporte en: digo mucho de mí mismo no solo verbalizando, en mis silencios hay respuestas elocuentes y genuinas (a veces más poderosas que las palabras dichas). En el Módulo 3, un excelente y potente compendio de la formación. Fue ir mucho más allá de la biología. Recuerdo el día en que, al final de la instancia formativa, pensé “justamente, todo es una petición de amor, lo que para mí es un estrés, los dolores de mis padres, de mis abuelos, son peticiones de amor.” Peticiones basadas en creencias (recuerdo la ponencia sobre las creencias y fue como si se abriera otra puerta a un mundo ignoto). Importante para mí estar alerta para detectarlas y luego decidir qué hago en situaciones concretas. En el curso de Resonancias Familiares, aquí fue como una recapitulación, una renovación y experimentar la “mega contundencia” del método: ante mí nuevamente el desafío de ser faro para mi propia navegación. La carta náutica: de autogestión. Nuevamente interpelado a experimentar en lugar de asentir sin más, a bucear en lo profundo de mí mismo aunque no sepa por dónde saldré a superficie, a sostener la sensación de “estar sin rumbo”, permanecer quedo… hasta que llega una palabra, una imagen… grabada a fuego la importancia del ambiente emocional. Recuerdo patente, hablando de “la sombra”, llegar al ambiente emocional en mi niñez. inocentemente todo había comenzado con carcajadas sobre la costumbre de beber mate; fue como si se hubieran “abierto los cielos” y lo magnífico es que no me lo contaron. Lo viví. En el Viaje del Héroe un hermoso viaje interior (con momentos de dolorosa honestidad). Luego de esa vivencia, me hice amigo de mis incertidumbres. Con el espacio de ALUMNI, una forma de mantenerme en renovación continua con casos prácticos y clases magistrales de Enric. Destaco el énfasis en la forma-de-ser-en-el-mundo con conciencia de unidad (nunca será poco el volver una y otra vez sobre el tema). La forma en que han integrado las tecnologías de la información y comunicación en el proceso de aprendizaje merece especial mención. Ser testigo de consulta grupal on line: recordar la resistencia en el proceso de indagación, la incomodidad, y también la liberación una vez que esas barreras fueron traspasadas.
Comprendiendo que detrás de todo conflicto hay un dolor no resuelto o comprendido. Soy responsable de un área y mi gestión es con una mirada que detecta complementarios. Me he sentido sorprendido de mí mismo (gratamente) al hacer a un lado el juicio y simplemente observar; me sigo conociendo en cada cosa que ocurre. Un feedback de mi gerente: “podés convivir con aquello que antes te desbordaba”.
La Bioneuroemoción es una disciplina humanista (con su método) que busca y promueve el bienestar de las personas, desde una visión holística y una autogestión emocional para crecer en libertad. Te digo, por experiencia propia, que esta disciplina te ofrece una forma directa y eficaz de conocerte a través de lo que ocurre, de lo que “te” sucede (tenga que ver con tu cuerpo o no, es irrelevante.) Sí es vital en Bioneuroemoción llegar a un estado de paz que te deja -valiéndome de una metáfora- libre el campo visual interior para darte cuenta de que hay una forma diferente de vivir, con una gestión emocional de la que eres único responsable. Vivir bien es el arte de elegir; y tendrás todas las oportunidades para elegir de nuevo y ser tu propio autor y maestro. No se trata de una religión ni de una ciencia. La Bioneuroemoción se nutre del saber científico y de una concepción no-dual de la existencia donde todos estamos interconectados (quizás podrías llegar a sorprenderte de lo que la física cuántica ha aportado en ese sentido, así como otras ramas del saber.) No tienes por qué creer, es más: no es una disciplina que invite a “creer”. Por el contrario, podrás verificar -como me ocurrió a mí- las fuentes citadas a lo largo de cada instancia formativa. Personalmente agradezco el nivel de profesionalismo y honestidad intelectual de parte de todos los integrantes de Enric Corbera Institute (donde se estudia esta disciplina y su método), pues fui recorriendo bibliografía extensa, rica, vasta, rigurosa, al punto de culminar dialogando con autores que jamás hubiera pensado. Si quieres, podrás experimentar el método; funciona, pero he de aclararte que no para todos pues no todos resuenan con esta manera de ser y estar en el mundo (en la variedad está el gusto, dice un refrán). Valga remarcar que la Bioneuroemoción no es Medicina, ni Psicología, ni Odontología, ni cualquier profesión relativa a la salud (para ello están los médicos, psicólogos, odontólogos, etc.). Tal vez tengas un tema de salud y sabes con qué profesional tratarlo, o un tema emocional y también sabrás con quién tratarlo si estimas necesaria una visita a un profesional (yo, cuando tuve apendicitis fui a urgencias para ser visto por un médico). Aquí -en Bioneuroemoción- la propuesta es a otro nivel: cambiar de percepción, atreverte a mirar con nuevos ojos lo que te parecía ya conocido (tu vida, la de tu familia), de sentir y experimentar lo lindo (no exento de dolores, pues a veces nos resulta incómodo) que es hacerse cargo y creador de la propia vida. Si en algo trabajo es en sanar mi percepción. Puesto que lo vivo a diario, te invito a esta aventura tremenda y fascinante.