Cuando me sucede una circunstancia que en primer lugar la juzgo, comienzo a analizarla preguntándome para qué yo veo la situación como la veo. Intento descubrir a través de mis conductas cuáles son las creencias y valores que la sostienen. Ya no veo a las demás personas como los “enemigos”.
Me siento mucho más libre en el momento de tomar decisiones. También siento que mi ámbito emocional se ha equilibrado.
He aprendido sobre todo a percibir la vida desde una consciencia unificadora, en la que no hay una víctima, un victimario o un culpable. He aprendido que, en muchos aspectos, nuestra conducta está subordinada a nuestra percepción y que esta a su vez está vinculada a una información que llevamos y que nos es transmitida por nuestro sistema familiar. Esta tiene como función garantizar nuestra supervivencia. He comprendido que no hay ni bueno ni malo que todo es complementario y que si reprimimos o nos polarizamos, no nos sentimos completos.
En mi vida profesional utilizo a la Bioneuroemoción en mis sesiones de coaching.
Siendo un método tan holístico, no me es fácil explicar la Bioneuroemoción en unas pocas frases. Pero por lo general intento explicar esto: La Bioneuroemoción nos permite entender e integrar nuestros estados emocionales que muchas veces inconscientemente reprimimos a causa de nuestra moral humana y de tener un sistema de creencias que nos incluye. Cuando reprimimos nuestras emociones, estas se manifiestan en forma de bloqueos. La Bioneuroemoción nos permite ver desde una perspectiva más observadora y sin juicio nuestros comportamientos y conductas pudiendo ver cómo estas influyen en nuestro ámbito emocional. Al reconocer los juicios y creencias que se esconden detrás de nuestro comportamiento, podemos comprender nuestros bloqueos. Pudiendo decidir y actuar en a partir de ese momento de un modo más consciente y más ecológico. Sintiéndonos más libres.