Yo era muy sensible a la crítica, siempre sintiéndome atacada. Ahora estoy atenta a las palabras exactas que escucho, vengan de donde vengan. Cada vez reacciono antes y me doy cuenta de que es una pista o una información valiosa. Al principio surge el enfado, pero intento verlo de otra manera.
Me quiero más; intento comprender y no juzgar. En lugar de echar a las personas de mi lado, las acepto tal como son. Tengo menos miedo a las relaciones; indago, estoy atenta a las pistas y las sincronías. Me río de cosas que antes me enfadarían o me provocarían estrés. Después de varios meses me he dado cuenta de que me estresaba la felicidad y el éxito.
He aprendido que nada es lo que parece, hay muchas realidades y cada uno tiene la suya. Que es muy importante ser coherente consigo mismo y que el sentimiento de culpa es muy dañino; que hay que librarse de muchas ataduras (anudadas por nosotros mismos) para ser libres.
Esto era algo personal, pero hice el proyecto y este mes me lancé. Tuve ya tres sesiones, y tengo otras tres para el fin de semana. No lo hago por motivos económicos sino para avanzar en mi crecimiento personal donde la práctica de este método me resulta fundamental. El feedback que he recibido es positivo, todos nos beneficiamos. En mi lugar de trabajo habitual tengo siempre presente mi objetivo de crecimiento personal con la ayuda de la Bioneuroemoción.
Lo recomiendo siempre que tengo una oportunidad y siempre digo que ayuda a gestionar nuestro estado emocional. Es una oportunidad de conocerse mejor que rebaja el estrés y puede influir en nuestras situaciones en general.